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Sólo El Cohete anticipó el domingo pasado la llegada de Massa | El Cohete a la Luna

Sólo El Cohete anticipó el domingo pasado la llegada de Massa a un superministerio de Economía. Ahora que se produjo, periodistas y periodistos de chimentos de la farándula y psicólogos reconvertidos al indignado editorialismo político asestan anécdotas inconexas y apreciaciones sobre la personalidad de los protagonistas que poco dicen sobre el fondo de los problemas. Las causas estructurales de los fenómenos económicos sí fueron abordadas por CIFRA y FLACSO, en su trabajo sobre la distribución del ingreso.

Una de las causas de la aceleración inflacionaria es la alta rentabilidad de las grandes empresas industriales y comerciales, que en los últimos dos años del gobierno anterior y los dos primeros del actual han aumentado en forma pronunciada su participación en el ingreso, sostienen los investigadores Pablo Manzanelli, Leandro Amoretti y Eduardo M. Basualdo. Esto es proporcional a la caída de la participación de los trabajadores en el ingreso e incide en las tensiones internas del Frente de Todos, añaden.

En mi nota Massa y los culpables, vas a encontrar todos los detalles del acceso del nuevo ministro al gabinete, a partir del almuerzo de Alberto con Cristina el sábado 23 y la dura reunión presidencial con los gobernadores el miércoles 27. Pero trato de ir más allá de la superficie para una comprensión de aquello que subyace a tanto vértigo. El último apartado del documento de CIFRA y FLACSO, donde se intuye la pluma del doctor en historia, Basualdo sostiene que el gobierno del Frente de Todos es una “alianza nacional”. Participan en ella dos expresiones políticas “nacionales” (dado que incluyen en su representación a los grupos económicos locales) y una tercera fuerza, encabezada por el kirchnerismo, que expresa al conjunto de sectores sociales que conforman la propuesta “nacional y popular”.
Cuando gobernaron “coaliciones nacionales”, con el Presidente Raúl Alfonsín y el senador Eduardo Duhalde, condujeron el proceso las fracciones del capital. Durante los gobiernos “nacionales y populares” (los primeros de Perón y el kirchnerismo, especialmente los de CFK), “la conducción estuvo en manos de los trabajadores”, siempre a través de los respectivos intelectuales orgánicos, según la terminología de Gramsci. Ambas concepciones coinciden en la necesidad del crecimiento económico, pero las “nacionales” la sustentan en el papel que cumple el capital mientras que las “nacionales y populares” en el poder adquisitivo de los trabajadores para poder plasmar ese crecimiento.