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de un Dios Santo, tendría que sufrir El mismo esta ira y justi | ɾҽվ ժҽ ɾҽվҽՏ👑🔥

de un Dios Santo, tendría que sufrir El mismo esta ira y justicia divinas. Pero, muy lejos de
desanimarse, su amor crecía como las aguas de un río que saltan todo obstáculo. Como Él dice en el Salmo 40:7-8, "He aquí vengo... el hacer tú voluntad, Dios mío, me ha agradado".
8. Entonces un cuerpo le fue preparado (Heb.l0:5-7). En este cuerpo o naturaleza humana, Cristo realizaría nuestra redención. Su naturaleza humana fue llena de gracia y de amor ferviente hacia la humanidad, y así Cristo fue hecho apto para realizar el propósito de su amor eterno.
9. Está claro que el glorioso amor de Cristo no fue solamente divino sino también humano. El amor del Padre revelado en el propósito eterno de comunicar gracia y gloria a los elegidos, fue un amor divino. Pero el amor de Cristo fue también humano.
Este amor que procede de sus dos naturalezas distintas es sin embargo el amor de una sola persona, Cristo Jesús. Fue un acto inexpresable de amor cuando Cristo tomó nuestra naturaleza humana, pero fue un acto que procedió sólo de su naturaleza divina (puesto que en ese momento su naturaleza humana no existía). Su muerte en pro de nosotros fue también un acto inefable. No obstante, su muerte fue sólo un acto de la
naturaleza humana en la cual se ofreció a sí mismo y murió puesto que Dios no puede morir. Pero ambos actos de amor fueron actos de su única persona humana y divina como leemos en 1 Juan 3:16, "En esto hemos conocido su amor, en que El puso su vida por nosotros".
No debemos contentarnos con ideas vagas acerca del amor de Cristo. Les ruego que preparen sus mentes para pensar en las
cosas celestiales y meditar con seriedad en la gloria del amor de Cristo. Esto no lo podremos hacer si nuestras mentes siempre se encuentran llenas de pensamientos terrenales. A fin de tener ideas claras y distintas del amor de Cristo, pensaremos en los siguientes puntos:
1. Debemos considerar cuál amor es éste: Es el amor del Hijo de Dios quien es también el Hijo de hombre. Como El es único, también su amor es único.
2. Piense en la sabiduría, la bondad y gracia manifestadas en los actos eternos de su naturaleza divina; y en la misericordia y amor de su naturaleza humana, manifiestas en todo lo que hizo y sufrió por nosotros (vea Ef.3:19, Heb.2:14-15 y Apo.l:5).
3. ¿Merecíamos el amor de Cristo? No; merecíamos su ira, pero "en esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados" (1 Jn.4:10). El amor de Cristo no se disminuyó por el hecho de que nosotros no
fuéramos dignos de ser amados.
4. ¿Qué procuró el amor divino para nosotros? Procuró nuestra salvación eterna y nuestro disfrute de Dios para siempre.
Debemos meditar en las enseñanzas de las Escrituras, las cuales contienen la dulzura del amor de Cristo. No debemos contentarnos con el hecho de tener ideas correctas en nuestras mentes acerca del amor de Cristo, sino que debemos saborear este amor en nuestros corazones (Vea Cant.2:2-5). Cristo es el alimento de nuestras almas. No hay un nutriente espiritual más alto que su amor hacia nosotros, el cual siempre deberíamos desear.